domingo, 19 de abril de 2009

Wu-wei: habitar la inaccion, abandonarse a lo perfecto


Wu-wei
Habitar la inaccion, abandonarse a lo perfecto




La persona suprema siempre está en Wu-wei, así nunca fracasa.
Tao Te Ching




Hacia tiempo que queria subir algunas ideas sobre Wu-wei. Pero me sentia un poco complicada por tres razones.

Encontraba como primera dificultad, el hecho de que esta expresion taoista resume las mas valiosas ideas que Oriente me ha podido ofrecer luego de años leyendo asistematicamente textos no-occidentales y de vivir un largo tiempo en tierra asiatica. Al menos a mi y para mi modo de pensar, Wu-wei era una sintesis feliz, pero compleja de transmitir. En segundo lugar y emparentado con lo anterior, esta misma expresion y lo que ella representa tenia una trascendencia significativa por tocar las fibras mas intimas de casi todas mis reiteradas inquietudes filosoficas. Me ha resultado muy provechoso pensar Wu-wei en contacto con la “Construccion de si mismo”, con el diseño inicial de una "Etica aristocratica", o con las ideas que vengo tratando de hilar en torno a los “Espiritus Libres”. Y en tercer termino, Wu-wei era todo un desarrollo que comprometia aspectos fundamentales del marco teorico nietzscheano, tambien algunos pilares fundacionales de las ideas aportadas por el psicoanalisis, y ciertas cuestiones trabajadas por Heidegger. Con todo esto en estado de ebullicion, me resultaba complejo aportar algo decente y legible sobre Wu-wei.

Un repentino sabado en que me desperte a las 3 pm cuan adolescente, escuche musica el resto de la tarde, almorce 5 pm. una deliciosa comida en la mejor compañía, me mantuve despeinada y descalza (o en pantuflas) el resto de la jornada… y simplemente percibi que todo estaba en estado de “perfecta accion via la inaccion”. Un sabado inolvidable habitando Wu-wei. A partir de alli, el teclado y yo no nos distiguimos mas y surgio este escrito.





1- Wu-wei, esa extraña paradoja

Resulta bastante extraño para nuestras vidas cotidianas tan acostumbradas a decidir-elegir-resolver, tratar de comprender y aplicar este principio taoista del “Wu-wei” ( 無為, significando en chino "No accion"). Para empezar, porque el termino en si involucra lo paradojal, y los occidentales gustamos mas de las contradicciones que de las paradojas. Las contradicciones –Hegel mediante, se superan negando y conservando a la vez los dos terminos puestos en juego en un tercero que los contiene a traves de una nueva sintesis-, pero con las paradojas…hummmmm… la cosa no es tan simple. Cuando decimos “Esto es una paradoja” estamos diciendo: “Esto no me cabe en el sentido comun, es un contrasentido, no se entiende”. Y tendemos a cerrar los ductos comprensivos ante “eso paradojal” que nos desafia con su logica extraña, ambigua, autocontradictoria, diferente.

Adiestrados como lo estamos desde la mas tierna infancia a elegir, decidir, optar, y empujar nuestra voluntad tras una finalidad (o finalidades, pues “madurar” implica acceder a ampliar el numero de campos en que nos involucramos-comprometemos haciendolo a traves de decisiones aparentemente guiadas por una cada vez mas razonada y razonable voluntad) asociamos la “No-accion” con la pereza, el quietismo, la paralisis, o la inactividad ociosa. Y cualquiera de estos terminos tiene mala prensa en nuestras sociedades hiperquineticas, ansiosas y resultadistas. Sin embargo, Wu-wei aun significando “no accion”, es un modo no-dualista de enfrentar una situacion, no de evitarla ni de esquivarla. Ya iremos viendo el modo…



2- Wu-wei, mas alla de los dualismos

Vivimos cognitiva, psicologica y comportamentalmente restringidos por los dualismos. Yo/otro, adentro/afuera, sujeto/objeto, amor/odio, pensamiento/sensibilidad, libertad/determinismo, ser/nada, vida/muerte, accion/inaccion. Practicamente no existe circunstancia diaria en la que no juzguemos y decidamos atrapados por uno de los dos polos de estas dicotomias que tejen nuestras redes de comprension de la realidad. Pero mas de una vez sentimos que, simplemente, nos resulta imposible o casi imposible elegir. No podemos descartar asi como asi ciertas opciones bajo ciertas circunstancias. Sencillamente nos sentimos atrapados por una situacion que nos esta exigiendo el deber de escoger mientas que nuestro entero Ser nos dice que no puede hacerlo. Usualmente, cedemos a la trampa de este deber decisorio, creyendo que al optar hemos usado nuestro libre albedrio, y… al poco tiempo nos damos cuenta que probablemente nos hemos equivocado. Pero como somos bestias muy soberbias, escondemos la certeza de haber errado en aquella decision bajo el felpudo de las justificaciones, autoargumentandonos contra la almohada de mil modos verbales y silenciosos que “estuvo bien”, “no quedaba otra salida” o usando discursos mas elaborados que suturan la herida siempre retornante de las consecuencias de no haber hecho algo en estado de perfecta conviccion. Pero el pensamiento oriental ofrece otras formas adecuadas de enfrentar la resolucion de problemas o situaciones sin tener que apelar a esta logica dual. Poner en practica este “otro modo” de hacer-decidir-obrar no es tarea sencilla pues requiere des-aprender mucho de lo aprendido. Des-habituarnos a ciertos mecanismos automaticos de la voluntad. Enterrar bien lejos a la terca mula de la perseverancia tosca que quien mas quien menos, todos llevamos dentro. Des-hacernos de las razones y criterios con que justificamos estos mecanismos que nos hacen ver la vida en forma antinomica, polar, escindida. Practicar el pasaje de una logica excluyente de tipo “o esto… o aquello” por una logica disyuntiva exclusiva “y esto… y esto”. Dado que de las disyunciones no es posible huir pues organizan los rudimentos del pensar logico, resta practicar mas seguido la inclusion de esas disyunciones (multiplicar, agregar, incluir) y aceptar con menor frecuencia la exclusion de lo disyuntivo (que lleva a optar, apartar, segregar, separar, y finalmente disvalorar aquello que excluimos). En Wu-wei es posible gozar del feedback que se genera vivamente en toda extraña “cointidentia oppositorum”. Desde este punto de vista, el Wu-wei es una buena via para iniciar esa des-habituacion a nuestros aprioris logicos mas automatizados, y poner en cuestion el acostumbramiento que tenemos por los parametros dicotomicos.



3- Wu-wei, el acto sin accion ni actor

Sigamonos internandonos en el tema un poco mas.
Como puede ser que “no-actuar” (Wu-wei) sea tambien considerado, precisamente, un modo de actuar? La literatura taoista enfatiza que ese “no-actuar” debe ser entendido en principio como un “no-forzar”. Quien fuerza, impone, empuja, tensa. No forzar, indudablemente no es sinonimo de “no hacer nada”. El Tao Te Ching plantea los beneficios de llevar adelante una "acción decreciente" o de practicar una "voluntad menguante". Menudo problema representa esta proposicion para nosotros, que no nos hemos subjetivado en mundos budicos sino en hogares-escuelas-instituciones modernas que centran el ideal de formacion-moldeo del sujeto en el perfeccionamiento de los actos de control yoico, el desarrollo prevalente de las funciones de la conciencia, y el depliegue de la propia voluntad como garante de metas y conductas. O al menos, en esa “garantia” creemos. Creemos que estamos la mayor parte del tiempo centrados, actuando a conciencia, y manejando a traves de nuestra infatigable voluntad lo que llamamos “conducta”. Creemos que nos conducimos a nosotros mismos a traves de una especie de “comando central”: nuestra identidad? nuestra personalidad? nuestro Yo? nuestra voluntad? nuestro cerebro? que? quien?. La funcion de ese "comando central" seria la de “mantener a raya” el caos interno (del que of course, no nos gusta enterarnos mucho), erradicar la angustia, controlar cualquier signo de inestabilidad psiquica, supervisar los vaivenes emocionales, silenciar siempre un poquito mas las pulsiones acalladas (puesto que estas tienen buena garganta, todo refuerzo por amordazarlas no esta de mas), esconder bien los temores, y desalentar los deseos socialmente desadaptativos. Si, la psique debe armar una muralla funcional y policial y lo hace a traves del las formaciones del Yo y los rigores del Super-yo . Todo esto, en primer lugar, para prevenir contra el desbande a que siempre puede conducir la caoticidad del Ello pulsando con sus bizarreces y deseos polimorfos, y en segundo lugar, para tornarnos cada vez mas dociles a las necesidades sociales de los dispositivos biopoliticos a los que pertenecemos historico-culturalmente. Pero tal estado de funcionalidad y control es precario. Un precioso juego de espejismos. Ilusion organizativa. Mentira cartesiana que nos hace operativos en la vida diaria.



4- Wu-wei, desnudando las ficciones

Desde Wu-wei se practica un alerta acerca de este espejismo que creemos ser, nos hace pensar en el Yo como “maya” o ilusion meramente operativa, imperfecta, insegura, incierta. Y entonces, nondoing…. Wu-wei no es adherir a un desentendimiento respecto del mundo o los afectos o los vinculos. Tampoco es la apologia a la renuncia quietista, ni el canto a la abulia, o la declarada pasividad ante los hechos y los aconteceres. Pero resulta dificil entender que, finalmente, si quitamos una tras otra las capas de la cebolla del “para que” de nuestros actos, verdaderamente, no hay un sentido final para estos salvo el sentido cada cada uno de que nosotros mismos quiera asignarle a sus mismos actos. Desde este punto de vista, “lo que hacemos” y “para que lo hacemos” son siempre invenciones personales, autojustificaciones que no queremos admitir como tal, o las “razones” que nos autoofrecemos desde el nutrido conjunto de los deberes sociales disponibles que serviran para argumentar a favor y en defensa de como y porque obramos como obramos. Decimos que trabajamos para ganar dinero para pagar nuestras cuentas para ser ciudadanos incluidos para pagar nuestros impuestos para comer a diario para educar a nuestra prole para vivir mejor para sentirnos satisfechos con nosotros mismos para ahorrar para irnos de vacaciones para comprar una casa para cambiar el auto… para cumplir con nuestro deber que no es mas que la sumatoria de tooooodossssss esos deberes a los que son obediencia acudimos “aparentemente” porque asi lo deseamos y lo hemos querido.

Pero el disco rigido de un sujeto “normal” no difiere mucho respecto de otros sujetos en lo que hace a cumplir estos deberes y obligaciones. Si hasta los deseos vienen ofertados en comodos packs y combos (pareja-trabajo-casa-hijitos-retiro-??muerte) por lo que grandes pensadores del disciplinamiento social y de los efectos de la obediencia al poder como Foucault han rechazado la nocion de "deseo' por no considerala lo mas libertario del sujeto (Foucault dira que la autentica libertad va por el lado del placer y no de los deseos, dado que estos ya viene prefabricados por la maquinaroia social, una linda charla para leer entre Deleuze y Foucault en “Deseo y placer”).

Entonces, en donde somos “libres”? Si hasta los aparentes deseos que tanto queremos cobijar bajo la manta tan protegida de nuestra singularidad no son estrictamente tales sino “mandatos enmascarados” bajo la forma de un falso “yo asi lo he querido” o “ha sido mi deseo”? Enrique Mari decia que los deseos se encuentran anudados al poder, de alli que, creyendo que “estamos deseando nuestros propios deseos” en realidad solo estamos cumpliendo con nuestro aceitadito rol en la rueda de hamsters civicos de los mandatos que nos cohesionan socialmente a la ancha y no del todo comoda "jaula de los normales". El precio de de-cohesionarse seria tan alto que probablemente colapsariamos psicologicamente de tan solo intentarlo. De alli nuestro bajo gusto por lamer las cadenas. Ellas nos mantienen ligados, perteneciendo a un mundo compartido, coleccionando las mismas viejas estampitas sacras de los valores y pseudoverdades que todos abrazamos en nombre de la familia, la monogamia, el amor incondicional, la obediencia conveniente.

A cambio de pasar a diario la lengua por las obligaciones y arrodillarnos con sonrisa de “cajita feliz” sobre el madero de clavos de nuestras habilidades adaptativas exitosas, seguimos siendo “sujetos incluidos” y sobre todo, seguimos siendo sujetos. Los que rompen parte de la cadena iran a parar no sin dolor del jaulon de los adaptados a la “Nave de los locos”, la carcel, la marginacion o la extrema soledad. Solo sujetados y dejandonos sujetar por las potentes tenazas de la moral hecha “mandatos-falsos deseos” seguimos siendo sujetos sociales, ciudadanos incluidos, “personas” y no entidades psicoticas. Podemos dejar de actuar el rol que exigen estos mandatos? De a ratos. A veces. Somos como perros de correa larga, mas tarde o mas temprano todos debemos entrar en la casilla nuevamente. Nos resultaria util aprender algo de Wu-wei a fin de poner en suspenso el cumplir-actuar-hacer-realizar-obedecer estos sucesivos encadenamientos a los que casi todo el mundo se arroja impensadamente. Si las cadenas estan basadas en modos de sujecion social hegemonicamente aceptados, tambien es bueno recordar que las razones y argumentos que tenemos bien internalizados en nuestras cabezas-cuerpos-pieles son tambien un producto historico arbitrario, util pero ficticio, hegemonico y operativo, pero ilusorio. En Wu-wei el “deber Ser” es tambien desnudable como lo que es en realidad: una sugestion social masiva (con poderosos efectos, sin dudas) pero basada en tanta irrealidad como el espejismo del Yo. En una sobremesa entre amigos del barrio, muchos pondrian en tela de juicio la existencia real de los angeles, otros saben perfectamente que los elfos son personajes literarios, y casi nadie sostendria como posible la existencia de las ninfas del bosque. Bueno, tal vez con el Yo y sus derivados tengamos que ir esperando un largo tiempo hasta que nos convenzamos por completo de las mentiras que nos organizan la autopercepcion de quienes somos y como debemos vivir con nuestras vidas. Para algunos lleva casi toda una vida amar la hoja en blanco del vivir autonomo y lanzarse a escribir el propio idioma vital.



5- Wu-wei, el peligro de las palabras

Y pensando en lenguas y arbitrarios signos linguisticos, veamos lo que pasa con el Wu-wei en otras lenguas que no sean ni el chino ni el castellano. El Sanscrito es una lengua interesante en este sentido. Presenta cuatro palabras diferentes para distinguir: acción (karma), acción prohibida (vikarma), e inacción (akarma), mientras que “sin hacer nada” corresponde a la palabra akarmakR^it.h. Estas distinciones evitan que se produzca la confusion conceptual del castellano. Nuestra lengua moraliza. El vocabulario es una caja limitada de opciones con la que vemos el mundo hecho palabras, pero estas no son moralmente neutras y el solo hecho de pronunciar algunas de ellas abren un juicio valorico o disvalorico respecto del sujeto a quien se le aplican. Tenemos diversas palabras para nombrar lo inactivo: detencion, paro, inmovilidad, cesantia, holgazaneria, reposo. Ninguna de estas palabras sinonimas de inaccion son vistas como “virtuosas”. Muy por el contrario, tienen a ser cargadas de una connotacion negativa, cuando no directamente peyorativa (El “abandonarse” no es tampoco una expresion que se asocie con algo que este bien para el individuo, sino que remite a un estado rechazable de dejadez, desidia, haraganeria). Cuando en Wu-wei se habla de “abandonarse” estamos mas cerca de Heidegger que de la Real Academia Espanola. Mas cerca de la "dejidad" existencial que de la dejadez subhumana.

En Wu-wei abandonarse es un entregarse mas alla de la dicotomia actividad-pasividad, entregarse como un darse por entero a la circunstancia, no escamotear nada de lo que somos, estarse alli con la completa generosidad de lo que podamos dar. En cuanto a “no hacer” (que ya de por si no es una palabra sino una frase negativa) nuestras cultural lo asocian a inhibicion, abstencion o renuncia, quedando como el termino negativo de la accion virtuoso-positiva que seria por oposicion “hacer”. Como puede apreciarse, el campo linguistico no es en absoluto ajeno a la valoracion moral, alli tambien se cuece el Bien y el Mal. De alli tomamos palabras-juicios con que comprendemos nuestro universo circundante y nuestras propias o ajenas acciones.

Si Wu-wei es “no-accion” deberemos tambien, resemantizar el termino quitando la carga negativa con que nuestra sociedad decodifica a aquel que cae bajo ese “no-hacer”. Inactivarse, dejar de empujar… elogio del des-hacimiento…



6- Wu-wei comprendido a traves de metaforas didacticas


Wu-wei y algunas metaforas del mundo natural para entender el proceso de la inaccion que decanta en accion perfecta. El momento en que algo florece es un momento que coincidiria con Wu-wei. La inaccion alli no es inmovilidad (el rosal no esta inmovil, ni inactivo, ni sin hacer nada, por el contrario, esta pasando por varios procesos simultaneos) simplemente existe alli un “abandono” a ese proceso que esta aconteciendo. Entregados generosamente a lo que vaya sucediendo, se florece. Ir yendo con la fluencia de lo que esta-ya-pasando, sin querer conquistar nada ni llegar a nada, pues igual “se llegara” (y utilizo ese “se” acentuando con ello la impersonalidad del proceso del acontecer) pues no se trata de alguien ni de un Yo ni de un quien, simplemente hay un “se” en ese determinado suceder que acopla armonicamente con multiples sucederes hasta hacer indistinto al Ser y lo acontecido.

El sujeto se pierde en Wu-wei como se pierde una linea de la corriente en el caudal del agua que pasa. Alan Watts caracterizando esta idea de “nondoing” dice:


"what we mean by going with the grain, rolling with the punch, swimming with the current, trimming sails to the wind, taking the tide at its flood, and stooping to conquer." (En “Tao: The Watercourse Way” Pantheon Books, 1973.)


El rosal floreciendo, el agua fluyendo, el viento moviendose, las olas llegando y volviendo, las nubes desplazandose. Cualquiera de estas metaforas naturales aluden a un estado de "quietud creativa". Y ese modo de habitar la vida (que no es un “estado”, pues la palabra estado es imperfecta para definir esto, porque no hay ni estado ni proceso ni alternancia de estos, sino una paradojal combinacion de ambos) es realmente un arte a cultivar: el arte de no forzar, el arte de "dejar estar".



7- Wu-wei, el arte del abandono alerta


Arte del abandono alerta. Wu-wei es, no la anulación de la mente, sino la activa inactividad que encamina todos nuestros sentidos a una percepcion nueva del Si mismo y del mundo. No como dos partes antiteticas, separadas, incluso enfrentadas (el mundo en contra de la voluntad del Yo, o el Yo conquistador de ese mundo por aprehender-apropiar) sino como una unidad que entonces crea otro tipo de disposición para comprender lo que sucede a nuestro alrededor. Ya no “salir a buscar el camino o la solucion” sino al reves: entregarse, “darse” a que en ese transitar mas sereno, el sendero acertado lo encuentre a uno. Huai Nan Zi dice: “Wu Wei no es inactividad sino hacer de forma espontánea, natural”.

Wu-wei. Sin forzamientos.
Sin empujar la canoa al rio. No correr tras nada ni nadie. Siempre menguando el esfuerzo hasta hacer de este ultimo una completa inncesariedad del movimiento. Moverse sin esforzarse de mas. Asi como las plantas crecen y se abren a nuestra mirada en sus cautivantes frutos y flores, en Wu-wei el Ser se realiza a traves de un nuevo tipo de crecimiento no cuantificable, un florecer en la cualidad y no en la cantidad, un expandir la potencialidad sin que ello sinonimice con conquista. The action of nonaction, esa es una genuina paradoja que anida en el Wu-wei. No sobre-hacer. Alejarse de cualquiera de las formas que tiende asumir el “over-doing”. Entregarse en lo necesario, no de mas, no de menos. Lo suficiente y lo necesario... as little as possible.

En el Wu-wei, en este sentido, tambien hay una clara observacion respecto del exceso. Y no se trata del orden del control, sino de algo bien distinto: el dominio de Si. Eliminar lentamente cualquier impulso hacia la explosividad, la brusquedad de los movimientos, la violencia. Como decian los estoicos romanos: Sedatio et tranquilitas, cuya clave parece estar en distiguir lo necesario de lo accesorio.



8- Wu-wei, la tranquilidad en la perturbacion

Desde este estado de “nondual action” la percepcion de la vida y la muerte se modifica tambien radicalmente. Todo esta y ha estado sometido a la destruccion y el perecer, y a la vez (maximo paradoxical state si lo hay…) todo esta y ha estado contruyendose, realizandose, creandose. Si a la serenidad que aludiamos en el parrado anterior le sumamos esta percepcion de la paradojal impermanencia a que esta (estamos) sometidas todas las cosas, esto da por resultado lo que se ha llamado “tranquillity-in-disturbance”. Y eso resulta ser la llave iniciatica que abre la posibilidad a la superacion y un ideal de perfeccion nuevo, diferente, mas sano, menos perverso.

Como se puede apreciar, Wu-wei no es en absoluto algo que niegue la actividad ni que declare necesaria de modo alguno la perdida de nuestros instintos despiertos. Es un estarse mas despierto que nunca, incluso! Se trata de un decrecer circunstancial de la actividad tal como la entendemos normalmente, pero no de su eliminacion o su olvido. Muy por el contrario, esta “action of passivity” es de algun modo el mejor y mas adecuado camino hacia una accion perfecta. Ver en la inaccion del Wu-wei la accion, y su reverso, hallar en lo que vulgarmente la mayoria entiende como “la accion” todo lo que hay en ella de inactivo e inutil. Eso es llevar una mirada nondual. Quien avance en esta direccion no solo estara mas libre de las cadenas, sino que lidiara mejor con las ilusiones evanescentes que provocan sufrimiento. Pero por sobre todo, ira transformandose en alguien mas sabio. Tranquilidad en la perturbacion...

El Wu-wei lleva a la accion correcta. Pero aca “lo correcto” tambien requiere ser entendido desde otros parametros que no son los que frecuentemente conocemos y nos rondan como mensajes morales. Correcto aca no es sinonimo de “moral”. La accion a que lleva la inaccion y la entrega del Wu-wei es finalmente “correcta” porque es “buena para uno”. No es que es Buena porque representa el Bien (esta seria la vulgar concepcion moralista de lo “correcto”) sino que es Buena por ser correcta y correcta por ser Buena para ese Ser singular. Desde este punto de vista, el Wu-wei hunde sus raices en una concepcion aristocratica del Ser, en una etica aristocratica. La perfecta accion que deviene del dejarse estar en Wu-wei es un verdadero suceder (su-cedere, cadere, un benefico “caer” del Ser en donde tiene que caer). Y por ende, esta accion de la no accion que es accion finalmente perfecta, sucedera en el momento justo (kairos). Wu-wei es un acontecer que armoniza al Ser con un tiempo preciso, un lugar exacto y una circunstancia propicia. Es definitivamente habitar un territorio kairologico. Aguardar el momento, la oportunidad, dejarla llegar sin forzar nunca ni esa venida de las condiciones ni mucho menos el resultado. Entregarse al despliegue que suceda, a su tiempo. Y sencillamente, estarse ahi. Ser en presente. Espontaneidad inevitable y no-buscada de estar precisamente presente en un presente adecuado para uno. Apartar el control de la prevision por la lucidez de quien sabe abandonarse ante lo imprevisto. Lo que devenga de tal armonizacion-ansamble perfecto de sinrazones y causas sera “bueno”, nos potenciara, nos hara mas potentes, mas intensos. De “estarse en eje con la vida” a que lleva el Wu-wei ha de surgir una intensidad relacional vigorosa.

Ahora, volvamos a eso inconcluso de la “tranquilidad en la perturbacion”, porque la vida real nos jaquea constantemente con los sacudones de movimientos y re-emplazamientos de condiciones. Desde el Wu-wei pensemos otra operativa metafora natural: imaginemos que las condiciones cambiantes, alterantes y exigentes de la vida diaria son una especie de ciclón, una constante tormenta de fuertes rafagas que reacomoda todo a veces con una velocidad inusitada. Ahora bien, en todo huracan hay siempre –siempre- una zona blanca, de calma, de quietud: el ojo del ciclón. Esa zona está alli mismo, en la tormenta, pero no es tormenta en si misma aunque se desplaza junto con ella. Pues eso es la tranquilidad en el disturbio: no negar las rafagas, ni remar contra lo caotico, ni rechazar locamente lo que se desordena, ni enfermar por lo que perdemos, ni penar por los sacudones a que nos somete la ley de la impermanencia. Afirmar “todo” desde ese ojo que mantiene su aristocratica distancia con respecto a la turbulencia que lo rodea. Afirmarlo “todo” sin seleccionar. La rafaga y la quietud, lo caotico y el orden, la perdida y lo inllegado, las sacudidas y la caricia, la tragedia y la comedia. Todo esta enlazado y nada debe ser sobrevaluado o negado. Wu-wei es la serena aceptación de la vida, asi como venga, asi como es. Del mundo tal como es y como nos venga presentado singularmente a cada uno. Es aceptacion en el mejor sentido de “Amor fati”. Abrazar lo que viene, como viene. Bailar lo que nos toque bailar.

Pero cuidado, escuchemos algo mas atentamente como suena esta expresion a la que aludiamos anteriormente, porque alli en ese “the eye of the storm” no estamos pretendiendo retornar al “I”, o al “Yo”. No es un sujeto estable que se centra, se fija y se solidifica poniendo bajo su control a la tormenta. No. Insistamos una vez mas (Freud y Nietzsche mediante…) que el Yo esta descentrado por las pulsiones del Ello, y el sujeto cartesiano es la intencion autosugestiva con la que nos mantenemos funcionales. Por lo que, la tradicion budista que disuelve este hipervalor que le hemos dado historicamente al Yo occidental y moderno, se enlaza asi con el pensamiento psicoanalitico por un lado, y con la corriente filosofico-nietzscheana por otro. En el Wu-wei se termina de borrar el sujeto como agente de la accion. El arquero y la flecha se hacen unidad en el lanzamiento, sin poder distinguir ya al quien del que.
Wu-wei no es estrictamente hablando el cese de la accion. En todo caso habria que entender que si algo cesa, eso que entra en cesacion es justamente el sujeto que agencia la accion, disolviendo el hecho de que la accion misma se tratara de algo diferente del sujeto que la lleva a cabo. Lo que cesa, entonces, es la acción motivada, inducida por la voluntad junto con el Yo que supone-cree haber dirigido exitosamente a aquella. Por que esa disolucion del yo y de la accion? Porque la accion en Wu-wei esta basada en la inaccion, y porque el “quien” –ese “Yo” o esa “identidad" a la que creemos responder- es en definitiva una entidad ilusoria que nos creamos para tener al menos una amarra imaginaria de la que asirnos ante los inciertos vaivenes de un acontecer que no manejamos y al que por eso mismo, le tememos por no poder predecirlo en sus resultados.

Decir “Yo”, decir “mio”, decir “Soy” es sentir una plataforma –de hielo fragil y delgado- sobre la que apoyar los pasos hacia el devenir y sus incertidumbres. En Wu-wei podemos entender que si nuestros Yoes nos solidifican ilusoriamente, alli estaran tambien nuestros inaquietables fluires de intensidades caoticas para nomadizarnos. Ni uno ni otro. Uno y otro. Nonduality.



9- Wu-wei, otro modo de habitar el Ser, otra etica del deseo

Wu-wei es tambien una invitacion sabia a dejar los pesados agobios de los mandatos y a entregarse a acciones libres de objetivos. Ser en la ligereza. Estarse en la liviandad. Si el heroe es el que decide, empuja las circunstancias, fuerza al destino a jugar de su lado, corta cabezas de Medusas con su afilada espada de saberes, y diseña los designios que aspira a alcanzar con sacrificio y sentido del deber, pues aca estamos en otro paradigma de vida. Otro modo de ser. Otro modo de habitar el Ser. La pesadez de lo heroico que emprende, obra y actua con una inquebrantable voluntad que ni los dioses han de torcer, se licuan en la imagen del sabio que se sienta en su tiempo libre a mirar el agua del arroyo fluir. Sin mas. El sabio no esta en inactividad respecto del heroe, sino que se halla en estado de “perfecta actividad”. No se siente movido. Pero no porque “desee” estar en paz, o porque “desee” aquietarse. No hay deseo propiamente dicho, hay un estar sosegado que no pide, ni carece, ni anhela. Una vaciedad plena que surge de la quietud de ese acto de simplemente estar sin intencion. Cuando no hay Yo, no hay heroe, ni Dios, ni voluntarismo. Hay vacio pleno. Las divisiones tambien cesan de presentarse a la mente. La meditacion en tal sentido es una via para alcanzar este estado de detenimiento de las representaciones mentales, aunque algunos sencillamente alcanzan a aquietar su actividad psiquica reposando junto a un arbol, escuchando arias italianas en la soledad de la noche, o en una clase de Zen.

Como sea, el punto es saber que uno esta y a la vez no esta en ninguna parte (este punto resulta de una impenetrabilidad logica durisima para el pensamiento occidental completamente capturado por la “logica de la presencia”, por la fascinacion por lo solido y la esclavitud a lo visual). Estamos, si, somos un innegable cuerpo material. Pero a la vez tenemos el maravilloso don de entrar y salir de percepciones multiples, podemos “volar” tierra adentro de nuestra imaginacion en medio de una reunion de trabajo o en plena clase de matematica, sin que nadie sepa que estabamos fantaseando con mundos paralelos inenunciables. Afortunadamente, somos cuerpo y somos un vaiven de representaciones aladas que nos llevan como olas de aca para alla. Vagamos, aun estando quietos. Nos nomadizamos de nuestro falso eje yoico errando con nuestra vasta fantasia y creatividad. Y lo mejor es que no somos la “causa” de esos vaivenes ni de esa errancia de imagenes de nuestra mente ensoñadora. No hay tal “causa”. No somos los “causantes” de nada (de alli la inocencia irresponsable y la imposibilidad de sostener libre albedrio alguno). Y por eso, no hay intencion, excepto que debamos o tengamos que inventarnos una-algunas para justificar esa inocente irresponsabilidad que signa autenticamente el discurrir de nuestras necesidades.

A que apunta el Wu-wei cuando se refiere a “acción libre de objetivos”? Aca retornamos a la cuestion no del control pero si del dominio. Los griegos tenian bien presente este asunto a traves de sus pensares acerca del exceso y el gobierno de si mismos. Si nuestros deseos nos pueden llevan de las narices a cualquier cuerpo, a cualquier sitio, a cualquier lazo, pues es un signo de soberania subjetiva establecer un limite a esa servidumbre hacia a los deseos y las pasiones. “Se amo de ti mismo”. Pero no bajo prescripciones asceticas ni bajo exigencias de obediencia moral. No porque este inherentemente Mal entregarse al derroche de la pasion o los deseos, sino porque dependiendo del tipo de exceso, este nos puede producir mas mal y displacer que bienestar y placer. La maquina del Ser puede sobrepasarse, eso lo sabemos todos. Siempre y cuando vuelva a poner el contador en cero a fin de recomenzar el ciclo nuevamente, puede mantenerse en funcionamiento. Igualmente, el hecho de no excederse tambien resulta una cuestion de refinamiento y buen gusto. El derroche y la falta de limite son asuntos que lindan con la conducta grotesca. Disciplinar la desmesura –no exigir la abstinencia- y el cultivar un saludable autogobierno –y no suponer salud alguna en el ascetismo- son piezas necesarias para liberar al ser deseante que somos del sometimiento al objetivo constante de satisfaccion pulsional. Desear, si. Pero desear lo que hedonicamente nos haga bien, nos nos enferme ni dañe a otro. Aprender a guiar nuestros deseos. Cuidarnos de los desbandes de la demasia, sin por eso faltar al vigor… not-having willful action… desear en Wu-wei. Una forma de desear sin poner objetivos a la accion deseante, con despreocupacion acerca del “por que lo hacemos” o del “hacia donde vamos” con ese desear.

Un aspecto mas a destacar. Wu-wei exige un profundo replanteo de cierta malentendida hiperpraxis del deseo que ha vuelto a muchos gimnastas del salto del objeto en objeto (entrenamiento interesante para ejercitar genitales, practicar consumismo acritico, o meterese en lazos mas transitorios e intrascendentes que lo que dura la digestion de un yogurt) lo cual recuerda mas a una aritmetica del conteo que a una libertad deseante autogobernada sabiamente. Si esta praxis del deseo logra despegarse del calculo, de la logica de la caza, de la conquista y apoderamiento (siempre ficticios…) del objeto, probablemente entremos en el superador horizonte de una “etica deseante”.

Resulta parte del arte Wu-wei ser un jugador del deseo y ser el juego del deseo a la vez. Ser el juego jugado sin otro objetivo que el jugar mismo. Barrer con la escoba del Wu-wei todo utilitarismo que pretenda correr tras la produccion de un efecto determinado. Apartarse de cuanto residuo haya de pragmatismo en la accion anhelante tal que nos haga esperar alguna clase de resultado del juego del desear. No dejar de desear, afirmar el "dejar desear", y desde ya, dejarnos desear. Dejarse yacer en esa deriva que es el autentico desear. Aqui tambien, entregarse, abandonarse en el deseo que nos potencia.

Jugar, desear, estar… sin expectativas por el resultado u objetivo final, despreocupados de trofeos, y menos aun anhelando coronarse como definitivo ganador. Remover el obstaculo del sujeto-agente elimina tambien la fascinacion por el tipo de competencia cruel y dañina que busca su saciedad en la aniquilacion del otro. La rivalidad ha devenido guerra simbolica. El adversario sustituido por el continuo identificar de “enemigos”. Hemos lentamente llevado la practica del “Agon” hacia todos los terrenos, y luego la hemos empujado hacia la logica de la guerra. El sentido de un enfrentamiento muchas veces se diluye cuando tambien se resquebraja el real sinsentido y arbitrariedad que tratamos de autocreernos para enrredarnos en una lucha. Hay batallas que realmente no son tales, y hasta se libran guerras simbolicas con enemigos que apenas calificarian casi de despreciables rivales. Ubicar la mente verdaderamente mas alla...



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Wu-wei, confluencias filosoficas entre oriente y occidente

In summa, Wu-wei es la confluencia de muchas de enseñanzas de oriente y occidente para aportar hacia una construccion de Si mismo mas integral, y por que no, mas intensa, potente y dichosa. No se trata de una apologia de las conductas fatalistas que imponen resignaciones piadosas (ya hemos tenido suficiente resentimiento cristiano y nihilismo pasivo budico con sus correspondientes pesadas cargas fantasmagoricas). Mas bien consiste en el alcanzar la serenidad actitudinal a traves de la cual, a su vez, sera realizable aquello de “abrazar nuestro fatum”. Nietzsche hablaba de “Amor fati”. Los budistas sostenian el "desapego" como un telon de fondo para sostener la entrega vincular pero sin dolor por lo que de antemano sabemos no sera perpetuo. Hiedegger insistia en la cuestion de alcanzar la entrega, la serenidad (Gelassenheit) esa "dejidad” que hay en el dejar ser. Lin Yu-tang manifestaba que el secreto consistia en "dominar las circunstancias sin afirmación de uno mismo contra ellas".

Comprender Wu-wei es un proceso lento, probablemente interminable. Es un acto de grandeza y de extrema humildad a la vez no oponer la estupida acción deliberada y terca por encima y delante de los acontecimientos que nos van sucediendo, acontecimientos que tantas veces arrastran como vulnerables escombros nuestras "maravillosas" expectativas narcisistas. Las cosas no salen casi nunca como queremos. Duele admitirlo, pero es asi. Desde la posicion subjetiva wu-wei (evanescentemente subjetiva, seria el modo exacto de decirlo) aprender a olvidar. Sacudirse los restos de esa polvareda que deja el desbarranque de los deseos incumplidos e incumplibles. Trabajar con el realismo magico del resto (resto como eso que queda cuando sustraemos de lo idealizado lo facticamente realizado). Desintoxicarnos de las amarras del pasado. Tal vez no de todas, pues la memoria tambien es memoria de los placeres que gustamos repetir y de las oscuridades de las que necesitamos mantenernos a salvo. Pero dejar que se marche lo ya ido. Olvidar ciertas esclavas memorias para memorizar mejor lo atesorable como inolvidable. Tensar la paradoja para distender nuevos sentidos. No caer en las torticolis melancolicas que rememoran dolorosa o resentidamente los apegos que han partido. Ser un pajaro de vuelo alto y direccion incierta, pero siempre hacia el porvenir. Y cuando no estamos en vuelo, tambien Wu-wei: poner los pies en la fluencia sinsentido del presente, apaciguar innecesarias tensiones ocasionadas por el mandato tiranico del “tener”, del “parecer”, del “hacer”, del "querer".

Wu-wei, un principio aristocratico, vitalista, refrescante para quien sepa reservarse y practicar el “pathos de la distancia". Podemos guardarnos de actuar. Podemos “guardarnos” a nosotros mismos. Y no decidir en terminos convencionales. Suspender la dictadura del “debes elegir”. Wu-wei es descubrir el dejar acontecer, abandonandose al proceso del devenir mismo, sin apoderarse de nada, sin las armas convencionales de la terquedad ciega. De este proceso, curiosamente, se va adquiriendo un nuevo tipo de poderio obtenido por medio de esa "inacción activa".

El actuar sin accion del Wu-wei no deja marcas ni tiene pretencion de hacer huella sobre nada ni nadie. No hay vocacion intervencionsista, por que? Porque como dicen los hindues, se puede enseñar a la vaca como llegar hasta el rio pero no beber por ella. Toda transferencia pedagogica es intervencionista, pero hasta el mejor maestro sabe que el discipulo solo aprendera a sedimentar lo aprendido cuando rompa con su vinculo con el.



Conclusivas inconclusiones

Wu-wei.
Asi. Simplemente asi.
Caminar sobre la espuma inconstante del mar, estarse como por encima de las circunstancias aun estando en medio de ellas.
Atestiguar sobre si mismo, ser testimoniante de los propios aconteceres.
Wu-wei.
Des-aferramiento. Sin subordinarse a cosa o ser alguno.
Vacilantemente siendo.
Saltando y bailando sobre las rocas sagradas de la voluntad y la cuadriculada planificacion.
Wu-wei.
Dejar que lo inllegado emerja vigorosamente en la belleza tragica de lo impremeditado.
Siempre apostando por lo impremeditado, sea del signo que sea.
Wu-wei.
Desconocer el cincel sobre la piedra.
Ignorar la aclamada hegemonia de la dureza.
Wu-wei.
Invitar a la estetica del agua, a las modalidades liquidas, a lo blando, a lo transparente que va yendo sin forma, sin querer premeditadamente nada.
Sin violentar, sin empujar, sin interrumpir el decurso de lo que suceda.
Wu-wei.
Un modo politico de relacionarse.
Vivir y dejar vivir que no interrumpe ni impide con afan de influencia a nadie.
Wu-wei.
Un ver pensante e intuitivo, una noesis para habitar, ser, dejarse simbolizar por la vida misma.
Estarse seremente, desaprendiendo tensiones, rehabituandonos a gozar de la quietud creativa.
Wu-wei.
Percibiendo la no-contradiccion en aquello para lo que fuimos desde lactantes aleccionados a simbolizar bajo la red de las oposiciones binaristas.
Wu-wei.
Los pies desnudos en el agua fresca, escuchando la atenta ofrenda del mundo, sus seres, sus ciclos.
Con la casa del cuerpovida abierta a los eventos del encuentro y a la libre fluencia de lo que advenga.
Wu-wei.
Hamacas hechas de aire y ramas, ajenas al tiempo meciendose entre lo nomade y lo sedentario, asi.
Asi. Simplemente asi.


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