martes, 31 de marzo de 2009

La muerte de Alfonsin y mi “Pais de Juventud”




La muerte de Alfonsin y mi “Pais de Juventud





La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.

Jorge Luis Borges



Murio Alfonsin.

Y me siento apenada.
Y he llorado.
Siento que ha partido una parte de mi “Pais de Juventud

Los primeros años de mi adolescencia los vivi sumida en el clima autoritario que se respiraba por doquier en cualquier institucion argentina. En mi hogar se sabia lo que era el miedo a ser “detenido”, se sabia lo que era quemar libros de los incluidos en las llamadas “listas negras”, se sabia lo poco que todos sabian, pero por sobre todo se sabia del temor a la muerte. Vivir bajo los miedos del terrorismo moldeo mi infancia y buena parte de mi adolescencia.

Termine mi colegio secundario muy cerquita del 10 de diciembre de 1983, fecha en que asume su presidencia Raul Alfonsin. A las pocas semanas, aun con 17 años, ingrese a la Universidad de Buenos Aires, especificamente a la carrera de Psicologia. En medio de un aire libertario y decididamente cuestionador que erradicaba a vetustos profesores del llamado “Proceso Militar” exigiendo que sean retirados de sus cargos universitarios, los labios se llenaban de gusto a libertad academica. Mientras se producia un regocijante retorno de profesores e intelectuales que habian debido exiliarse en el exterior durante la dictadura, yo fui aprendiendo tanto en las aulas como en la vida. Asi, mientras Raul Alfonsin era electo como primer presidente democratico luego del sangriento periodo dictatorial, mi amada Facultad vivia una constante atmosfera de reclamo, politizacion y recambio de ideas. Se debatia en los pasillos, en la calle, en las aulas. Desaprendiamos vivamente montones de inutilidades ciegamente autoritaristas, tradiciones polvorientas y valores tan muertos como decadentes. El centro de gravedad de mi juventud se lleno de saberes que emanaban de este universo abierto, y mi cabeza pensante se forjo en medio de ese mismo aire desasfixiante de libertad que produjo el retorno a la vida democratica. Algo que, sin dudas, no tiene precio. No enumerare aqui otros gozosos excesos que vivencie en aquella sede universitaria, pero digamos al pasar, que la voluptuopsidad pensante se llevaba de maravillas con nuestras hormonas bullentes en ese marco libertario. Por lo que las buenas obras y acciones en nombre de Eros, Dionisos y Atenea se cruzaban seguido en las noches y pasillos universitarios. Estudiabamos, experimentabamos, y nos entregabamos a hermosos deleites corporales mientras tratabamos de discutir sobre politica. Debo decir que muchos de quienes estudiamos en aquellos neodemocraticos dias, sentiamos en nuestras pieles y nuestras mentes lo que era una autentica practica de la libertad en todo sentido.

Bajo el mandato de este hombre intensamente politico que hoy ha partido de entre nosotros, sucedieron los Juicios a las Juntas Militares. Aprendi asi quienes habian sido los criminales de Videla, Massera, Astiz… aprendi que durante el horrendo “Proceso de Reorganizacion Nacional” hubo jovenes como yo lo era entonces, jovenes rebeldes y contestatarios que fueron torturados y fusilados a sangre fria para luego amontonarlos en innombrables fosas comunes… aprendi que decenas de mujeres detenidas-desaparecidas parieron en cautiverio hijos e hijas que inmediatamente fueron apropiados por personal policial o militar… aprendi que habia madres, abuelas e hijos buscando la justicia bajo los rostros de sus seres desaparecidos… aprendi que la muerte habia rondado por nuestras vidas ciudadanas mucho mas ferozmente de lo que mi estrecha mente adolescente me habia permitido ver.

Alfonsin es para mi el simbolo del coraje politico. Habia que tener los huevos muy bien calzados para declarar nula la llamada “Ley de Autoamnistia” con que los militares ya se habian tratado de cubrir sus sucios culos y sus ensangrentadas manos. Habia que ser un politico con valor para enjuiciar a aquellos animales vestidos de uniforme militar. Y el Viejo Don Raul lo hizo.

Claro, tambien vivi con cierto sabor a traicion la llamada “Semana Santa”, las “Leyes de Punto Final y Obediencia Debida” o el “Pacto de Olivos” y los coqueteos con el ya por entonces bizarro y mercenario Carlos Menem. Pero trazar un camino democratico en un pais como este no es tarea en la que vayan a faltar errores, trampas, desaciertos y desgraciadas negociaciones. La democracia es un estado embrionario, fragil, lleno de instancias de negociacion, y quien siga el llamado de la politica institucional nunca se vera excento de asumir el costo de afrontar dolorosas claudicaciones que hasta los mas lucidos y honrados puede que tengan que realizar.

Hoy me siento triste. Escribo mientras recuerdo este repaso politico-vitalista con dolor. Esta partida me duele. Duele que haya muerto un simbolo nitido de mi perdidizo “Pais de Juventud”. Alguien que simboliza mi estrecha e inclaudicable relacion con la libertad, ha muerto.

Con la garganta anudada, pienso ahora que la justicia es un ideal que raya con lo imposible, que la verdad se esconde detras de manipulaciones y violentamientos simbolicos innumerables, que la honestidad es un raro “bien” tal vez porque no cotiza en Bolsa, y que democratizar es un desvelo siempre inconcluible.


Pero aun me queda como refugio mi creencia en cierto poder de la libertad.
Aun creo en la voluntad de ser libre.
Creo en la potencia de habitar la libertad.


Y en mi insignificante y casi anonima biografia, la imagen de Alfonsin quedara asociada para siempre con la de aquel hombre trascendental que abrio desde la politica, las duras cortinas negras de la muerte y el silencio forzado para traer con su mandato luz y palabras sin mordazas a mi inolvidable “Pais de Juventud”.

Si como decia Robespierre, la muerte es el principio de la inmortalidad, Alfonsin ha comenzado su transito hacia la infinitud de la memoria. Por todo lo que nos ha dado, y por todo lo que humanamente simbolizo.


Gracias infinitas, Don Raul!!!



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