lunes, 30 de junio de 2008

Descalzarse para ser



Andar de paso, palpar el paso, ser de paso



…osadía y eros de desnudarse.
Pies descalzos, desnudez de viajero. Pies descalzos sobre la tierra
Desnuda, o la desnudez de la tierra:
su ser desierto.
Lugar donde falta lo posible, donde nada falta a nada.
(Lugar de paso para sus pasos.
Palpar el paso, no lo pasado.)


Hugo Mujica
“Poéticas del vacío”


Acá, digo, los&las thais, se descalzan. En oriente, la gente anda descalza. La gente trabaja descalza, uno va a comer afuera y en el restaurant es natural descalzarse. Una señora se sienta en un banco en el shopping a hablar por celular y se descalza. Todo puede suceder y sucede en el descalzamiento. Los pies se desnudan sin pudores por acá. Es signo de educación entrar a una casa sin los zapatos, incluso hay en la entrada de los departamentos o casa un mueble específico a los efectos de dejar allí los zapatos. No soy thai. Pero mi abuela andaba descalza en el campo, con los pies "sobre la tierra" literalmente. Bueno, era descendiente de indios charrúas, podría decirse que el acto de andar "en patas" era un recuerdo de cierta costumbre cultural a la que pertenecían sus antepasados. Yo siempre ando descalza, lo más que puedo, pero nunca pensé en un sentido para eso, solo que me siento cómoda, nada más, era sencillo y sin vueltas. Mis hijas se criaron sin escarpines para horror de mi suegra (ahí sí tenía razones que me las proveyó mi pediatra por entonces, un naturista cuya teoría decía que los recién nacidos no tiene aún maduro su aparato regulador de temperatura y sólo pueden percibir la temperatura ambiental a través de sus terminales nerviosas -pies, manitos, cabeza- por lo que esas zonas no había que taparlas sino dejarlas al aire libre incluso si hacía frío para que el bebe percibiera la temperatura del medio y envíe adecuadamente la señal al cerebro de cuantos grados eran necesarios para mantener una equilibrada temperatura corporal), por lo que los escarpines no existieron con ninguna de mis cuatro hijas. En aquellos años, con mi primera bebe en patitas en pleno invierno porteño, me cruzaba con algun grupete de militantes Hare Krishnas en alguna plaza y veía que las muchachas de esa religión cargaban a sus babies como yo y los tenían también con los pies desnuditos. Así que, cuando alguien me jodía en la via publica diciéndome “-ay, pero esta bebe tiene los pies congelados, por que no le pone una mediecita aunque sea” y me miraban con cara de madre desalmada, yo decía “Es por mi religión” y la gente automáticamente se callaba la boca (eso fue después de cansarme de dar explicaciones a cada pelotudo/a que en las calles me decía algo y yo aún tenía vocación para explicar teorías madurativas sobre aparatos neurológicos de neonatos) cuando me harté de explicar (o me harté de que aún explicando razones médico-madurativas la gente tosudamente insistiera con la mediecita) opté por decir que era un tema religioso. Daba risa como la gente se dejaba de fastidiarme ante “eso” de la religión. Era como una espece de reacción simulada de tolerancia pero que en realidad me temo que era miedo ante una misteriosa religión cuyos niños/as tuvieran que estar descalzos. Con éste ejemplo práctico, rápidamente comprobé que la mayoría de los seres humanos es más respetuoso de una estupidez con forma de creencia religiosa, que proclive a asimilar las enseñanzas de la medicina y la ciencia.

Anyway... andar descalzo…

Y me encuentro con esta hermosa construcción poética de Hugo Mujica, y me gusta. Y pienso -ahora mismo, escribo- claro está, con los pies descalzos.


Lo primer es partir, y no es partir

es descalzarse.

La desnudez, la que nos desnuda,

viene después: es el último después.

Lo primero es descalzarse

Después, y siempre: no mirar atrás:

atrás no es atrás: soy yo.

(Mi añoranza de mí

mi avaricia de ser.)

Hugo Mujica
“Poéticas del vacío”




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