lunes, 30 de junio de 2008

Amor es nada



Amor es nada


Hay que estar en el desierto,
porque aquel al que hay que amar está ausente.
Simone Weil


La tarde cae. Literalmente debería decir que se ha deslizado hacia mí dejandome en un puntoespacio casi indescriptible de delgadez gris y última luz de sol oriental, algo que sólo acaece visualmente en tiempos de lluvias monzónicas. En esa clara penumbra anunciante de otra luz, la del anochecer, me cruzo con el espectro victoriano de Elizabeth Barret Browning.

La mina ahí, toda tan british, pero metiendo sus narices entre Shakespeare, Teócrito, Paine, o entre las polleras rebeldes de Madame de Stael, las máscaras de George Sand, Dante y su inferno, Píndaro y la obra homérica. ¿Qué me atrajo de su biografía? Su mosaico. Primeramente, me gusta el clima de su biografía: ese airecillo aristocrático en todo lo que tocó en su existencia. Me atrajo que sea prácticamente una verdadera self-taught. Me atrae curiosear en lo que pudo producir alguien cuyo cuerpo debió luchar con la enfermedad tempranamente, hecho que no solo la marcara desde sus primeros años de vida, sino que la volvió casi una eterna convaleciente. Su desobediencia paterna (lo que le costó ser desheredada, en tiempos en que para una mujer eso era casi sinónimo de morir como una rata). Su sano modo de trocar la grisura londinense por la florescencia vitalista de la Toscana italiana. Su simpatía explícita por los incipientes movimientos que reclamaban libertades de derechos. Que Emily Dickinson y Virginia Woolf la mencionen y hayan sido vivamente afectadas por sus escritos. Me interesa una vida como la de Elizabeth BB que se autoeduca, produce, enferma, se recupera, sana, ama, cae, trayecta por los efectos del opio, opina con fuerza, denuncia mentiras sociales, desobedece, huye de la regla, se distingue. Desde ya que su perfil mistico o los tonos de crédula criatura entregada a las ideas religiosas de su tiempo no me cierran por ninguna parte. Pero puedo ezquizofrenizar su obra lo suficiente como para degustar su estética ascedente y apartar al mismo tiempo las intersecciones con lo cristiano que termina debilitando muchas zonas de su obra.

Me quedo detenida en con en el conocido Sonnet XLIII “How do a love thee”. Famoso soneto de la esta inglesita primogénita hija de esclavistas jamaiquinos, un soneto que hasta fue recitado en la pelidramón “Love Story” en el momento de los wedding vows. De ese soneto que pertenece a su libro “Sonnets from the Portuguese”, unos tramos para dialogarlos con Barret Browning:
How do I love thee? Let me count the ways.

Pregunto:
son enumerables,
contables
siquiera, “enunciables”
o definitivamente
hay uncountable

love ways?


Modos, formas, formatos, maneras, estilos, direcciones, entradas, salidas de amor. De todo ello, hay tantos ways como tantos amores seamos capaces de configurar en nuestras fuckingextremelyshortlifes.
Tantos modos de estancia en lo amoroso como seres, cuerpos, lazos, e inquietudes amatorias seamos capaces de habitar, de dejar que nos habiten, de abandonar, de memorizar, de olvidar, de germinar en ellas, de multiplicar, de amplificar, y también de reducir a nada. Multiple ways.
Amores hay sin conteo posible, sin forma asible, con poco o nada de posibilidad enunciativa. Sigue la frágil potencia de Elizabeth:

I love thee freely

Amor desengrillado hay sólo en lo múltiple. Lo demás es convención.
No hay amor más que en la serena y devastadora autoafirmación de que el amor no existe. Amor es nada. Una construcción discursiva cuyo soporte en los cuerposalmas está basado en la fisiología de las emociones, la lógica de la sexualidad animal, y las necesidades más o menos cambiantes que ha tenido “eso” a lo que el pelado Foucault -no sé si cuando ya era pelado o no, pero poco importa la pilosidad del filósofo en este caso- denominó Biopoder.

Amor es nada, porque no hay concepto último de amor, nunca lo hubo ni lo habrá. Hay sí, sexualidad, apego, ternura (que no es mucho más que sexualidad desviada e inhibidad en sus fines), hay erotismo y seducción -nuestras “superiores” (¿?) formas de cortejo- y hay perduración de los afectos, y también existen los lazos y tramas que nos hacen subsistir y humanizarnos abandonando lentamente el corazón animalísimo que nos seguirá galopando en las estepas de nuestra indómita natura. El animalito mamífero bípedo quedará empequeñecido por ahí, medio perdido a la fuerza en las oscuridades prescriptivas que reza la moral, y medio atrapado siempre entre las camisas de fuerza que nos facilita el nutrido placard de las buenas costumbres.

Encima, ¿a quién amamos?
¿Quién ama?
El quién es, qué cosa es?? Una ilusión cartesiana?? Una mentira metafísica?? Un yo ficticio que imagino como fusión identitaria de todos mis yoes performateados?? Un inconciente impenetrable?? Un cerebro maquinalmente tramado de neuroimpulsos y marejadas bioquímicas??. ¿Quién es el “quién” de quien ama o el “quién” amado? Una entidad… vacía. Una nada sin sustancia última que lo sostenga.

Querida Liz, lo freely, tiene un costo de la putamadrequeloparió. Es más, casi podría decirte que, el que se atreve a llevar la dimesión freely lo más lejos posible, empieza a irse ya de lo perimetrado como “amor”, empieza a perder equilibrio en un borde donde amar empieza a tocarse peligrosamente con un aspecto decididamente nihilista destructivo de la relación con el otro y consigo mismo.

I love thee to the level of every day's
most quiet need, by sun and candle-light.




Pequeñeces amables.
Lo amablemente pequeño.
Lo amado cotidiano en las más necesitadas e insulsas e intrascendentes domesticidades.
Lo anodino amado.
(de repente me acuerdo de la sensación cuando, luego de 8 meses de vivir en Bangkok, llegó "nuestra casa", o sea, los objetos-casa, juro que el cuadrángulo de lo real de Lacan y ese vértice que decía "sus objetos" refiriéndose a la estructura del sujeto sujetado se me hizo tal cual, real).


I love thee with the passion put to use
in my old griefs, and with my childhood's faith.



Porque amamos cosas, también, no sólo seres. O que amamos a las cosas casi como si se tratara de seres. O a seres como cosas, los cristalizamos como decía Stendhal. Es que haciendo de “alguien”, “algo”, por obra y (des-)gracia de la intermediación del amor, lo fragilizamos, los hacemos quebradizo como el cristal. O tal vez sea que amando a cosas las transformamos un poco en “cosaseres”. Y hacemos lazo. Lazo con mis libros mamaracheados, con mis lápices negros, con mi caja de fotos inolvidables, con mi música, con mi escultura de entrelazados elefantes de madera hago yo mis lazos. Hago lazo con ahora con lo mal llamado “inanimado”, como la última luz de este sol tailandés, como antes lo hice con las calles sembradas de hojas secas otoñales en la esquina estúpidamente sinsentido de Peña y Austria, y antes de antes lo hice con las baldozas del patio de parras cargado de minúsculos racimos verdes pendiendo del aire de la casa de mis abuelos, como hice lazo con mi infancia soleada, o con la sonrisa de mi padre mientras regaba las plantas y me hacía lazo el olor de la tierra mojada en verano, como con la plaza del barrio en la que aprendí a andar en bici hasta más no darme las piernas, como antes de antes de antes hice lazo con la humeante con queso rallado largo que mi abuela charrúa Inés me cocinaba en el campo, o con el jardín de calabazas de mi abuelo de facón en la cintura, con las guitarras criollas sonando en las noches de música como rústicas canciones de cuna, como antes de antes de antes de antes habré hecho lazo con la placenta refugiante en el vientre de mi madre, no con su cordón, sí con su alimentaria plac-e-ntera.
Bajo cuántas formas amamos cuánto.

I love thee with a love I seemed to lose
with my lost saints. I love thee with the breath,
smiles, tears, of all my life.


Amar sin santidad alguna, o con ese amor que ama impura y diversificadamente desde todos los fluidos, desde todas los tipos de exhalaciones que tengamos, desde los gestos más diversos, y en esa abierta fluidez, lo amable es siempre abierto y fluido.
Amor es nada. Porque amor puede ser todo lo que cada uno signe como amable. No hay un qué sobre el amor, menos lo habrá para un cómo, y menos aún para el quién. Resta el cuándo. De eso sólo podemos intentar conjugaciones en pasado o presente, no sabemos demasiado acerca del misterio de lo que sigue. Sé lo que he amado, sé que amo, nada sé acerca de lo que amaré. Amor es nada, porque potencialmente en todo lo que uno se tope puede emerger una nueva encrucijada amorosa, y entonces amar, como ejercicio efectivo, puede estar escondido en todo y en cualquier parte. Y nada y todo son dos cercanías que evidencian una unidad en contradicción irresuelta. Amando sentimos que tenemos todo. Un momento más adelante, y amando sentimos que tenemos… nada. El amor es un juego entre ese all my life, and nothing.

Amor es nada. Porque también ahí cerquita está lo que se odia en lo amado. Y no sé que hay más nadificante que pueda superar a la voluntad de aniquilación simbólica que tiene el odio. El amor, siendo un juego de fuerzas, edifica al otro. Claro que, hasta que esa misma fuerza quiere hacerse pura voluntad de destitución, anulación, desaparición, nadificación de ese otro que acaba de volverse odiado, odioso, odiable y toda la familia de palabras que concurran a esa intensidad supresiva contenida en la transitoria negatividad del odiar. ¿Resabio del esquema amo-esclavo en el amor? ¿Denuncia de las fuerzas thanaticas que danzan de la mano siempre con Eros? Lo cierto es que poco hay más nadificador que el odio, y quien ha amado sabe bien de cuánto odio displacentero alberga también la plácida belleza de lo bien amado.

Capaz tendría que poner al escriba a dormir dejándolo pensar en el revés del tapiz del amor, y hacer enojar a la Eli BB que no se enojaría, porque tal vez todo este post no sea más que el despliegue de un poema, y ella misma sabía aquello del “Poema que ha cambiado”. Y sí, cambio el viento. Y termino en la otra orilla, que no es más que la orilla opuesta en la misma bahía, preguntándo:

"How do I loathe thee? Let me count the ways…"


___________________________________________________________________________






No hay comentarios: